La lluvia hace brillar
el acero de las sendas
solitarias entre
las ortigas de los escombros
La lluvia traviesa
en las hojas de avellano
la lluvia segadora de las mieses
la que salta de lado en lado
La lluvia tan sensual
la lluvia tan transparente
la lluvia recorre tu cuerpo
cayendo suavemente
Ana Di Pardo
miércoles, 15 de agosto de 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario