Mi corazón apresado
grita entre lágrimas
tu nombre
No se acostumbra
al silencio lúgubre
que nos corroe
El dulce recuerdo
tiembla y estalla
ya no queda nada
se disuelve
El silencio
se nos acerca
con un cuchillo
entre las manos
El olvido
nos devora
desde la niebla
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